El martes 29 de junio decidimos subir por el tubo de Peñalara de Dos Hermanas. A las 11,15 ya estábamos andando. Fue un placer ver la sierra todavía florecida y dominada por el amarillo de la retama; los últimos chaparrones y tormentas la mantienen viva y fue una sorpresa el croar de las ranas en los regatos anteriores a la laguna, pues temíamos que el virus que está aniquilando las ranas de las selvas tropicales americanas estuviera haciendo estragos por nuestra sierra; por ahora está lejos.
Como está prohibido subir por los tubos que están frente a la laguna para preservar unas especies de líquenes endémicos de Peñalara, subimos por el tubo de Dos Hermanas, que creíamos difícil. Todo lo contrario, es bastante fácil y en unos 45 minutos te plantas arriba; te espera un hermoso nevero que hay que bordear por la izquierda con algunas aristas, y ya estás en Dos Hermanas.
Luego la bajada la hicimos en dirección al Refugio Zabala, donde repusimos energías para volver a Venta Marcelino y tomarnos un cafetito en compañía de un viejo montañero al que invitamos.
Sobre las 4 de la tarde se le ocurre a Federico la idea de acercarnos a ver otro tubo que le tiene intrigado desde hace tiempo, el de Cabezas de Hierro, que se divisa enfrente de Peñalara. Hay que acercarse al Refugio El Pingarrón y seguir la RV1 hacia el Paular, luego se abandona y se sigue por una senda menos transitada, se pasan unos cuatro arroyuelos y te encuentras con los tubos, ahora con agua y unos hitos que puedes seguir para encaminarte hacia la cima. Nos quedamos a 45 minutos de la cima, pero ya con la miel en los labios para otra ocasión, tal vez en septiembre, porque con las vacaciones de verano se produce la diáspora y cada uno tiene sus planes y compromisos. Nos vemos a la vuelta del verano con más ganas y nuevas ilusiones.
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